Las palabras se las había llevado el viento, otra vez
Nadie recordaba el color que cautivó aquel verano
Sólo sus ojos de diamante brillaron, esta vez
Pues su memoria había perecido esos años.
Ahora ella podía escuchar sus pasos susurrarle
Ya no estaban los de él para ella como antes
Debía enfrentar sola los fantasmas llamarle
Y buscar entre ellos sus ojos de diamante.
Quería que el apareciera, que su alma se hiciera carne
Pero él ya no estaba para amarle, sólo su recuerdo latente
Pedía a Dios que volviera, no podría más besarle
A no ser que se hiciera presente, viviría siempre como ente.
Ahora no dormía de noche, de día, ni nunca
Porque en los sueños estaba su peor pesadilla
Que sería de ella si él no volvía más que amargura
Sólo dormiría con su espíritu en las noches frías.
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