Diviso desde lejos tus pasos inciertos que se esfuerzan por mantener el equilibrio.
Tu rostro agobiado mirando el suelo estéril me hace estremecer.
Mas rápidamente me percato de que estas llorando
Pues tus gruesas lágrimas no cesan de caer.
Pones resistencia a la árida patria que te vio nacer y ora es tu enemiga
Pero tu perseverancia no evita que las piernas te flaqueen.
Te desplomas como un cadáver tieso sobre la tibia arena.
Y me acerco a ti al verte desfallecer.
Eres apenas un niño, victima de guerra
Que huye de la inmolación y de la invasión enemiga,
De las explosiones, los cañones
Y las turbaciones que no culminan.
Pero…
¿Quien sabría que hoy un soldado los estaría esperando?
¿Qué cielo y tierra temblarían en aquella apartada casita?
¿Qué sentirías dentro de ti la impotencia de no poder salvar a tu familia?
¿Qué el arma homicida heriría tus rodillas?
Ahora tus extremidades están inmóviles.
Dices que ya no las sientes
La respiración parece cortarse de a poco.
Y el corazón te late lentamente.
Tus ojos negros se fusionan poco a poco con la noche estrellada
Y los entrecierras a la vez que suspiras melancólicamente.
Levanto la mirada al cielo, donde te descubro brillando
Y en el polvo agitado, sonríes dulcemente.
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